domingo, 10 de octubre de 2010

Vuelo

El vuelo que he alzado me llama a las alturas. El Cóndor me mira, su vuelo de Dios, su mirada omnipotente. Planeo por debajo de él y no tengo miedo. En la mañana se inicia un vuelo fresco, nuevo, amarillo, eterno. Resuena en mis oídos el viento que pasa, he comenzado y me dirijo a las nubes grises. A donde sea que llegue con la curiosidad y la fuerza, dejaré que la nube me purifique para llegar al otro lado. A donde sea que llegue.

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