domingo, 3 de octubre de 2010
Materia de distancia
Cada ocho centímetros se gana un deseo de verte otra vez. El aire es una muralla, las paredes el océano, las luces el sol y el mar una galaxia entera que nos separa. No es tan así, se exagera cuando te persigo y me enojo (no yo, la impostora) y vuelve cuando veo esos ojos grandes que me miran. Entonces el aire es agua y las luces luciérnagas que nos rodean aunque nunca hayamos visto una de verdad. Estamos acá separados por agua pero más conectados, en la misma masa móvil en la cual tu mano se desdobla, la vista se distorsiona y la verdad brota clara como la luz a través de las olas del mar. Estamos acá, con menos aire, y yo feliz.
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