viernes, 12 de noviembre de 2010

Un grito

Este poema debe tener como dos años. Ahora se los presento a los fantasmas del camino.
Con cariño
Fantasma1


Un grito
Es el que alimenta la raíz vacía del fuego
que ha vivido una razón de existencia de veinte mil años
que ya no sirve.
No me digas quién soy,
seremos lo que debamos pero existiremos,
siempre,
como fugaz resultado de una mezcla dolorosa
de temor y osadía.
¿No lo han visto ahí acaso?
¿No has sentido las entrañas del gran pez
aplastar los músculos y el último tendón?
He visto al niño
pararse sobre la tierra, erguido
y rugir,
y abrir sus entrañas para exponerlas al sol
¡sí lo he visto!
Late su corazón ante el cielo y ríe
a carcajadas que podrían lanzarnos fuera del universo
con su fuerza de vil virtud.
Estalla contra la iguana lorquiana
y grita con él la calle de la luna,
que suena y enseña a morir
con dignidad sobre esta tierra.
Desgarra, llueven plumas
y una cruel piedad se convierte
tal vez en paloma,
tal vez en jirón de aire
que sopla con suave fatalidad.
Amablemente coge sus alas
y se empina en un vuelo que no sacia la sed
pero emerge maldito y fulgurante,
antiguo, amoroso,
contra un pecho antes querido,
ahora dolido,
después amado, olvidado.
Cuando te vuelva a ver
pasa a mi lado como nadie
y luego dormiré
y tal vez pueda ver a través del cristal
el agua turbia que nace de la cordillera y muere en el mar
arrastrando consigo
las piedras y hierbas
que la tierra rinde como homenaje
a la tierra.
Anuncia tu llegada y teme
a los dioses que algún día soñaron con tenerte entre sus garras
y susurraron miedo,
para tomar ese líquido que pudo ser vida
y vivió en vida para acabar en bondad
y nuevamente quedar en nada.
Para que les digo más.
Callo, ustedes ya saben.
Conocen el sonido de la hiedra,
el sabor de la cuneta
y cantan,
porque saben que es lo único posible de hacer
en la senda,
donde no hay ni gigantes ni molinos,
sino la más puta realidad.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Canciones que nos hicieron lo que somos

Teníamos apenas 13 años cuando salió el disco Abre del argentino Fito Páez. Nunca compramos el álbum y estoy segura que muy pocas veces habremos escuchado alguna otra canción que no fuera Al lado del camino, pero nosotras que estábamos ahí definiéndonos como personas, la aprendimos para darle vueltas a la letra cuando durante la clase de matemáticas (no había nada mejor que hacer en matemáticas). Nos sentíamos bien, como al otro lado del camino, aunque nuestra rebeldía era tan pobre. Ahora tampoco es mayor, pero nos acordamos de la canción y algo nos cosquillea en el estómago. Lo que pasa es que sabemos lo que somos, ahora hay que puro salir a demostrarlo.

martes, 9 de noviembre de 2010

Chicago-Illinoise

En  Los Españoles 2744 de Santiago de Chile, evoco con mi nueva kalimba un recuerdo de hace meses y es entonces me doy cuenta de cómo no hay forma de notar lo que se ha vivido sino es con el tiempo suficiente para reflexionar de la experiencia. Una vez más me lamento del estilo de vida que escogí, tan poco contemplativo, que me convierte en una especie de grabadora de sucesos que deben reproducirse con tanta exactitud como imposibilidad: imposibilidad de demostrar la verdad a través de la grabadora subjetiva de nuestras mentes. Con la kalimba en las manos repaso las notas que no puedo reconocer hasta que una melodía parece más cercana a una canción concreta, una canción que de verdad existe. Entonces cae sobre mí el peso de una aventura increíble, una de esas que tanto soñaba con tener y que tuve sin darme cuenta, un deseo satisfecho que la ansiedad no me dejó saborear, y aparece frente a mí la carretera interminable de Norteamérica con todas las bellezas que viví. Lloro y agradezco la posibilidad sin hipocresías.
Estoy de nuevo ahí, en medio de esa nada sin ansiedades en la que disfruto el aire puro de un campo ajeno. Se parece en mucho a Chile, pero se respira diferente. Las amplias carreteras extrañan los cerros y los campos sembrados sin parar de viñas y frutas, es un camino a un sur diferente del lluvioso y de tupidos bosques desconocidos. Es otro bosque. Recuerdo la ciudad más linda en la que he estado y como aún siento la imagen de la memoria, no es una foto sino un movimiento vivo de asombro y felicidad y la canción que se convirtió en un himno de la tierra de las posibilidades: no es el sueño americano, es mi sueño hecho real, la conclusión e inicio de algo y la puerta abierta deja pasar el viento; soy y vivo lo que siempre quise ser.


Estoy y sigo ahí, puedo aún repasar la ciudad como si no la hubiese dejado, estoy y sigo ahí, todavía no llego completamente aunque vivo mi propia ciudad con felicidad. Estoy y sigo ahí en la forma que me llama a volver. La vitalidad está aquí conmigo, el cielo está acá, pero la capacidad de planear el futuro se fue al espacio lanzado por la felicidad del misterio y se disipó entre las estrellas. Que sea lo que sea, que la aventura siga, que sea lo que sea, hasta que la muerte me termine.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Adiós

Abierto su cuerpo de par en par, el alma celeste se despega de su ruta de casi cien años para comenzar una nueva. El ciclo termina, se renueva, la memoria perdura y se reinventa cuando se cuenta su historia. Que el alma se vaya con besos, que el cuerpo se quede en la tierra y las manos cosechen nuevas frutas que brinde la tierra renovada. La luz se ha ido, se ha ido la invención de nuevos relatos, queda el amor que nunca parte y los años compartidos con todo lo bueno y lo malo. Queda la belleza.
De tantas cosas que la propia vida se lleva, se inventa el propio porvenir. Inevitablemente mirando al futuro, nuestra proyección es la única capaz de significarnos como el segundo en que logramos respirar. Es sólo un segundo. Somos, y nada más. Dejamos de ser y se juntan las manos en el adiós.
Namaste!

domingo, 7 de noviembre de 2010

Pasado inconcluso

El pasado es la clave, la única llave para descifrar la existencia completa de un grupo humano, la familia, las personas, los que vivimos bajo el peso de las mismas deudas, nosotros. Nunca busqué el pasado de mi abuela mientras aprendía sobre el terrible pasado de mi madre y sus hermanos, de mi abuelo ausente que llegué a conocer unas cuantas veces en su casa, siempre llena de borrachos y pulgas, muy ajeno a la pulcra vida de su hija y su nieta. Las cosas son difíciles de aprender, lo importante es difícil de aprender y yo no se nada sobre mi abuela. Sé que vivía en el campo, que le pegaban y no la dejaban hacer nada, que tenía tres hermanos (creo) y que la casaron a los dieciséis con su marido, a la fuerza, y que nunca más volvió a ver a sus padres pero sí a sus hermanos. Su futuro no cambió nada. Por alguna razón mi abuelo la abandonó y tuvo que cambiar el estilo de vida de sus hijos y atender un kiosko mientras la mayor de sus hijas, mi madre, cuidaba de los hijos que su madre tenía cada vez que su padre volvía cada tanto tiempo a pegar y a violar a su madre y no volver en unos cuantos años hasta que los chicos pudieron defenderla. Sé que era una buena abuela hasta que la atropelló un auto y perdió algunas capacidades de su cerebro. Sé que casi se murió y que a partir de ese momento tiene muchos problemas para expresarse. Ahora el problema es otro. Mi familia está dividida por los conflictos y ella es parte de quienes rechazan a mi madre por ser tan dominante con todos. No deja que su hija entre a su casa. Ahora es cuando quiero saber de su pasado, y tengo que pasar por sobre las diferencias familiares, sanar las deudas de otros, para saber quién es la madre de mi madre.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Too fucking much

Odio estar demasiado ocupada para escribir. La oportunidad se me va porque tengo sueño, tengo que filmar, que estudiar, que leer, que ir a yoga, que hacer cosas. Es obvio que para ser escritora no tengo que ser nada más que eso, pero ser periodista es ser muchas cosas y no tengo cabeza para olvidarme de la belleza que quiero leer/escuchar/ver/experimentar y no puedo porque tengo obligaciones obligatorias al estilo de vida que elegí.
Algún día lo voy a tener que cambiar para que esto funciones, para darle una oportunidad al sueño.

martes, 2 de noviembre de 2010

Venían del sur

Venían del sur
las imágenes que esperaba venían del sur
y yo encogida entre los árboles
la veía.
Las voces, los llantos,
mis llantos,
venían del sur
y mis nubes iban a buscarme
y yo escondida las miré pasar,
pero las vi.
Venían del sur,
no había otra forma
de arrancar entre pétalos la verdad,
mi verdad,
mi sueño,
mi sol.
Venían del sur
y las tierras envueltas en su polvo
me llamaron nueva amiga
y las voces que mi sueño escuchó
me demandaron la luz
y la luz que de mi sale
necesita la caricia salina del desierto
para mojarse.
Venían del sur
los bosques verdaderos,
venían despiadadamente del sur
y los bebí
porque son míos.
En el fondo de las luces
no hay luz real
en el fondo del verde otro verde me quema,
que en la luz de las tinieblas
somos todos uno
y seguimos siendo uno bajo fuerzas
que no sé,
se mecen, están,
pero vinieron del sur las voces
y callada en el verde las escuché
y no se puede desaprender lo aprendido.
Venían del sur y fui,
mi luna venía de allá,
mis estrellas y vuelos.
La madera habla,
la madera grita fuerte y tira los hilos de plata
porque tenía que verlos otra vez
antes de morir de verdad.
Venían del sur
esos vientos que no son nada
ni son de nadie
pero son lo que somos y lo que soy.
Venían del sur los ojos tiernos
y tenía que mirarlos profundo en el negro carbón,
sentir la tierra otra vez.
Venía del sur ese incierto infinito
y como incierta es mi alma
volví a mi bosque vacío
para llenarlo todo otra vez
en la tierra donde nada
es nada.
Vuelvo a mi sur
a buscar el viento polar que me llevó
al lugar donde la tierra se lava de los ruidos de bocinas,
sirenas, crujidos, gritos, petardos, disparos,
al lugar puro donde el viento va a morir
y a nacer;
mi sur.