jueves, 24 de febrero de 2011

Plegarias pal final del día

Cuando me canso pesco lo que encuentro y con las manos llenas salgo al jardín buscando al tordo que dejó abandonado el invierno. El tordo no tiene nada que andar haciendo aquí. La bandada voló al sur siguiendo el frío y solo en el jardín es el son que anda marcando el día. Cuando me canso pesco lo que encuentro y se lo llevo. Tiene las alas buenas, pero no vuela. Tiene el canto bueno, pero no canta. Tienes las plumas negras que resplandecen a la luz del sol. Me mira atento y miedoso con los ojitos negros y brillantes. Le llevo las manos llenas de frutas pa que coma y se haga fuerte. Al día siguiente el tordo sigue ahí, las plumas finas y azules bañadas del rocío. El tordo tiene pulgas. Cuando me canso pesco lo que encuentro y bañé al tordo en vinagre. Al día siguiente los bichos se le caen muertos. Cuando me canso pesco lo que encuentro, con las manos llenas le llevé notas de música pa que coma. Cuando me canso pesco lo que encuentro, con las manos llenas le paso miel pa que se endulce. Cuando me canso pesco lo que encuentro, con las manos llenas le paso agua con limón y menta pa que tome. El tordo come y come y al día siguiente ya se fue.

Cuando me canso pesco lo que encuentro. Hay una rata que un gato no se decide a comer. Juegan al gato y al ratón. Pero no pesco na'. De na' de na'. Cuando me canso pesco lo que encuentro, pelo una sandía y con la pulpa jugosa en las manos me baño pal calor, me baño pal calor. Cuando me canso pesco lo que encuentro y con las manos llenas le digo chao al día, le digo adiós, que sea lo que Dios quiera hacer con las manos llenas.

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