lunes, 4 de julio de 2011

Libertad: Presente!

Hace tiempo que no me puedo fumar un porro en paz: las influencias de mi subconciente alterado transforman el placer volátil en la paranoia misma. Como una ola que revienta sobre si misma infinitamente, me cuestiono y me cuestiono hasta que termino en a) enojada con mi Renato por x razón, b) interrupción momentánea de mi capacidad del habla, o c) contándole mis problemas a todo el mundo. Yo, que me jacto de ser una persona consciente de lo que hace y dice, sé que nadie quiere en realidad escuchar ese rollo (excepto el Nato, que por eso nos queremos tanto) y aún así me desvivo intentando encontrar la razón para tal incomodidad interior. No tuve que hacer un gran esfuerzo, mi Nato maravilloso y mi amigo vegetal verde me lo mostraron apuntándolo con el dedo: Estoy aterrorizada ante la pronta libertad que viene con el fin de la vida universitaria.

Soy libre y me cago de miedo. Después de años de dar cátedra sobre la importancia de la libertad, escudándome en las obligaciones cotidianas para no escribir y dedicándome más a vivir y vivir que a vivir y escribir, me llegó la hora de hacerme responsable de mi propia vida, de crearme, que es en definitiva, ser libre. Me cago de miedo porque ahora no tengo escudos y me toca enfrentarme a mis ambiciones, hacerlas realidad, y depende de mi y no puedo culpar a nadie por nada. Sólo a mi. Es la libertad y también la adultez. ¿Qué es ser adulto? Me lo he preguntado un millón de veces, sobre todo cuando alguien ha apuntado que soy una pendeja. Ser pendeja me ha hecho feliz y no he cambiado eso, porque sigo siendo feliz, pero ahora quedo en pelotas ante las posibilidades de la vida y tiemblo.

La vida universitaria fue mi escudo. Encerré ahí mi voluntad y mi libertad porque era una como excusa para no hacer lo que en verdad quiero/debo hacer. Era la coartada de la rutina y la inconsciencia voluntaria para quedarme dentro de la comodidad de mi jaula. La puerta siempre estuvo abierta, pero aquí hay alpiste, agua y abrigo, no me falta nada. Ahora se hace presente un sueño que tuve hace unos años: volaba sobre un bosque tupido de pinos hacia una nube negra y cargada de lluvia. No tenía voluntad sobre mi vuelo y el viento me llevaba. Tenía mucho miedo y quería agarrarme de las ramas y las copas de los árboles, pero el mismo viento las doblaba. Una vez cerca, sentí la excitación y la alegría de saber que hay más allá de la nube negra y cargada de lluvia. Iba a sentir frío y me iba a mojar, pero la aventura estaba ahí mismo y la excitación me hizo preguntarme ¿qué hay más allá?. Ahora estoy a un paso de ese vuelo y el viento vuelve a bendecirme y yo vuelvo a morirme de miedo. Recuerdo las clases de filosofía con el cura del colegio (el único cura que he respetado) y que decía "la libertad viene acompañada de responsabilidades más fuertes que las que acompañan la rutina" y es tan cierto, tan cierto.

Los bueno es que, de alguna forma, me siento lista para esto. Dos semanas más y vida, soy toda tuya.

Nota personal: bajar el consumo de yerba hasta que me sienta bien otra vez. Iniciar la dieta de desintoxicación, que bien me haría. Decirle al Nato que lo amo todos los días.

1 comentario:

  1. Tu entrada da mucho que pensar. Muy buena. La nube es nada más... y nada menos que nuestro miedo. Estoy segura de que tan pronto te acerces desaparecerá como la niebla cuando intentamos cogerla. Saludos

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